Muerdo los bolígrafos cuando me estreso, cuando me aburro o simplemente porque sí.
Tenía que ser negro porque era el que me faltaba.
Logré que se acordara de mi necesidades...por una vez.
Y ahora que ya casi forma parte del olvido, veo lo estúpida que fui al prometer que no mordería aquel bolígrafo sólo porque "era importante"
Curiosamente, como tantos otros bolígrafos sin valor, ha pasado por mis labios para acabar entre mis dientes.
no podrán desdibujarnos.
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