La princesa no ríe, la princesa no siente.
La princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
Rubén Darío

En aquel tiempo yo tenía el sueño de una libélula entre los juncos del corazón.
Juan Carlos Mestre

En esos momentos de encuentro
entre la luna que sale y el sol que entra
las rojas libélulas.
Haiku

~Yo escribo lírica con sonrisas, en prosa.~
Tempus fugit. Carpe Diem








viernes, 10 de septiembre de 2010

Lo que quise escuchar...

Necesitas que te perdone para perdonarte a ti mismo... Bien, no lo haré... porque quiero quedarme  a vivir en ti... quiero ser ese parásito que vive de tu latidos, que se alimenta de tu sangre... Porque como yo lo hago, tú tienes que saber cada quién soy.
Tienes que recordar cada día todo lo que dejaste escapar. Tienes que arrepentirte.
Y cada mañana despertarás y te notarás más cansado que ayer... Tus articulaciones se atrofiarán y tu espalda se resentirá. Tus pensamientos serán cada vez más simples... Serás incapaz de recordar dónde dejaste las llaves o qué cenaste la noche anterior... Y una sola idea irá anidando en tu cabeza: yo. 
Empezaré por tu corazón... Limaré las esquinas y me comeré lo que quede... Arrancaré con mis garras todo lo que no sea yo misma. Me fabricaré una casa dentro de ti y eliminaré cada migaja que no me pertenezca...
Irás olvidando cada palabra, cada gesto, cada mirada ajena... caerán en el olvido... Sí, justo como estás haciendo ahora conmigo...
Justo como no quiero que ocurra...




Río a carcajadas. No sabes hasta qué punto he llegado a mentir... Sólo por mi orgullo... Es hora de ser sincera... contigo y conmigo misma...
Sólo deseo que seas feliz...
¿Te perdono? Inevitablemente... porque te quiero... y el amor se caracteriza por querer el bien del otro antes que el nuestro...¿no?
Quizá he llegado a amarte tanto que no me importa que me olvides. Sí, te perdono para que puedas olvidarte de mí, de la culpa que sientes por haberme abandonado...
Pasaré a la historia... 
No, no te preocupes... Éstas lágrimas que resbalan por mis mejillas no son tu responsabilidad... es sólo que... me gustaría que me hubieras mirado a los ojos aquella vez... que de verdad hubieras visto cómo me rompía en mil pedazos.. Que te hubieras parado a observarme... y que mientras no apartaras tus pupilas de las mías, tus labios hubieran dicho suavemente:


"Lo siento"









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