Cuando comience ese feliz llanto, puedes seguir leyendo.
♫♪
Pasear bajo la luz de la Luna por las calles solitarias de Sevilla. El fresco que acaricia nuestra piel. Esa chaqueta que no quisimos llevar por orgullo.
Alguna pandilla que otra... algún "halago" que otro...
Carcajadas. Las nuestras. Y nuestros tacones resonando por callejuelas y grandes avenidas.
Creamos eco ¿te diste cuenta?
¿Escuchaste nuestras miradas?
¿Viste nuestras risas?
La luz de la noche te queda genial con esa falda, por cierto. Y combinada con tu sonrisa, estás de muerte.
Con un pie delante del otro, nos acercamos a Dios sabe dónde.
Sin horas. Sin destino. Un "esta calle me suena. Ah no, no, me he equivocado"
Simples deambulantes que disfrutan del momento. "Momentos de tú y yo"
Un abrazo espontáneo a la luz roja de un semáforo.
Y a cada paso, un secreto desvelado, una sonrisa dibujada y una lágrima caída. Pero de esas de verdad, no de las que salen, sino de las que te sacan. Como la voz... Es fácil pensar, pero cuando te piden una respuesta y tienes que forzar las cuerdas vocales para pronunciar eso que duele... es diferente ¿verdad?
Duele, pero me gusta el sabor en mis labios sonrientes.
Perdernos en la ciudad de la vida. Llamar desesperadas para que nos busquen. Que nos encuentren. Y volver al camino.
Y todo sin dejar de reír.
Ser nosotras. Me encanta.
Tú y yo.
No hizo falta llegar al baileys para contárnoslo todo.
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