Generalmente escucha... porque le da miedo hablar.
Pocas veces lo hace, y cuando lo hace, desgarra.
El repiqueteo de sus dedos en la mesa acompaña. Sus ojos verdes se esconden tras las cortinas... No quieren ver el desastre que se avecina.
Sus labios se disfrazan de sonrisa y comienza el espectáculo.
Los sentimientos se agolpan en las paredes de su corazón, y a cada latido se esparcen por cada vena...
Susurros salen de su boca. Poco a poco. Algún espectador anima la sesión y ciertas palabras se acumulan y salen a trompicones...
Le tiembla la sonrisa. Su voz se entrecorta y carraspea. Colapso emocional...
Pero no llora ni una lágrima...
Está tan rota que ni siquiera puede llorar... Deseé abrazarla entonces. Y aún lo deseo.
Se hizo dura, de palabras cargadas de desprecio.
Y poco más conseguimos escuchar... Porque prefiere no hablar y no hacer daño. Quizá tampoco solucionaría nada... o eso hace creer.
Pero tranquila cielo... Porque allí todas pudimos oír cómo gritabas a golpes de silencio...
:)..esa historia ya me la se de memoria..ella es asi sin decir nada lo dice todo
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