¿De qué me sorprendo? Ha vuelto a ocurrir... como siempre.
No imaginas la alegría que sentí cuando reapareciste de la nada para saludar.
Tienes esa capacidad para aparecer -y para desaparecer- y alegrarme el momento. Eso, el momento... Acabarás siendo un instante de alegría de mi infancia que salpica de vez en cuando mi presente...
"Cuéntame, qué fue de ti?"
¿Qué fue de mí? Sigo aquí, nunca me fui...
Suspiras... "Debería haber estado a tu lado. Me perdí ese momento..." Me río a carcajadas.
Sí cielo... te perdiste ese momento... y los cuatro años que le preceden. Te perdiste mi adolescencia. Te perdiste lejos, muy lejos, sin preocuparte de la vida que dejabas atrás... de la amiga que se quedaba atrás...
Vuelvo a reír... pero, cuidado, no te lo creas. En realidad no me hace feliz...
Y de nuevo lo hiciste, volviste a activar la esperanza de mi subconsciente con sólo pronunciar dos palabras...
"Quiero verte"
Claro... quieres verme... Y me morí de ganas de abrazarte, de besarte, de volver a ser uña y carne... No quiero contarte todo aquello que te has perdido... No quiero que miremos atrás e intentemos llenar nuestras respectivas ausencias... Quiero crear un hoy contigo. Para que mañana sea un ayer que recordar... Un ayer en el que sí encuentre tu sonrisa...
Y cuando sólo faltan horas para que creemos nuestro mundo... repites la misma canción...
Una risa nerviosa... siempre comienza igual. Melodía del infierno.
¿De qué me sorprendo?
Excusas, más risas, las palabras no coinciden, vacío lo primero que se me ocurre al teléfono... Al igual que tú.
En vano, siempre en vano, como todos mis intentos por recuperarte.
¿Sabes? Tu contrato de amistad no decía nada sobre mi estatus por debajo de todo nuevo plan que surja en cualquier momento y sin previo aviso. Por debajo de cualquier otra persona a la que ves cada 24 horas. Lo que no incluyes es que siempre soy tu segundo plato...
Me he cansado. ¿Me oyes? Estoy harta. No soy un juguete. Soy una persona y era tu amiga...
Créeme que me esforcé por volver a quererte... pero vuelves a olvidarte de cada juego que compartimos...
Porque tú siempre lo olvidas todo... Ni siquiera recuerdas cuál es el único día que quiero que recuerdes... Sólo te pido un día al año ¿tan difícil es amarme uno de 365?
Impresionante...
E igual de impresionante es que, aunque mentiste una vez más, he vuelto a creerme tu mentira... He vuelto a caer...No es la primera ni será la última ocasión en la que ocurra... Estoy cansada... Pero sigo buscando esa amiga que una vez fuiste...
Volví a aceptar tu invitación.
Una vez más. Y... volvería a hacerlo.