"Ahí está el ocaso, todo empurpurado, herido por sus propios cristales, que le hacen sangrar por doquiera."
Juan Ramón Jiménez
La belleza de ver sola los atardeceres, sin lágrimas que empañen la imagen.
Si el dolor del ocaso es tan bello, es sólo porque sabes que, al día siguiente, volverá a Amanecer.
Que el dolor también es mortal. Y se mata a golpes de sonrisas.
En el seno de un abrazo, el Alba bajó los párpados de Ocaso lentamente, mientras observaba las últimas nubes salir de su boca.
Esperando en la oscuridad, resonaba el eco de su pensamiento:
"pronto saldrá el Sol"
"pronto saldrá el Sol"
"pronto saldrá el Sol"
Iba acumulando sonrisas cuando decidió que la noche ya duraba demasiado.
Justo entonces, el primer cándido rayo de luz se posó en sus mejillas.
El Alba había comenzado a amanecer.
Empieza un nuevo día.
Amanece, que lo llevas escrito en tu nombre
Sin cesar, día a día, las noches se repiten y, eternas o fugaces, llegan a su fin. Pronto cada el amanecer trae consigo la luz de esperanza que acompaña e ilumina, colmada de dulces promesas.
ResponderEliminarUn gusto leerte, saludos y buen fin de semana.
=)