De hecho, a veces incluso le temo...
Me digo desde el otro lado del cristal que no le quiero. Simplemente es que no le he olvidado.
Eso es. Que no haber olvidado se clava mucho menos que amar en mis fisuras.
Puede que empiece a acomodarme al silencio que nos separa.
Nunca había pensado que si se rompe. podría ser para decir algo aún peor.
Y que no necesito romperlo.
Empiezo a acostumbrarme a la ausencia de palabras... A la ausencia de miradas...
"No hables si lo que vas a decir no es más bello que el silencio"
Silencio de dos pulsos.
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