No saludó. Ni se despidió. Pero tampoco hacía falta.
Sólo dijo lo necesario en el momento necesario.
"No llores"
Así es él. Sólo cuando tiene que estar, está. Sólo cuando tiene que decir, dice.
Merece la pena sonreír por personas así.
Ese indeseable... seguramente me llamaría sentimentaloide si supiera que aparece en estas líneas...
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