Fuera hacía frío y el vapor de agua se había condensado sobre el cristal. Pude leer dos palabras escritar por mi dedo en un día pasado hace mucho tiempo. Un día igual de frío que hoy, pero diferente. Porque ya no vivo ese sueño... Y porque esas palabras ya no tienen dueño. Esas eternas palabras...
Diría que tuve ganas de llorar hasta morir, pero mentiría. No sentí nada. Mejor dicho, sentí a la nada.
Y fue entonces cuando vi que Nostalgia, vestida de Tristeza se fumaba un cigarrillo en mi ventana.
-Sabes por qué estoy.
Hizo una pausa para darle otra calada. Observé como el humo ascendía por la habitación. Tan molesta como siempre.
-Te lamentas porque no tienes por quién lamentarte.
Borré con rabia aquellas dos palabras que ya no tienen sentido.
Las borré con la mano que las escribió (seguramente)
Ella callaba y me desnudaba con su mirada.
-Has venido porque no tienes por quién venir. Y deja de fumar. Es malo.
-Al menos yo tengo algo con qué llenarme.
-Yo prefiero estar vacía a llenarme de mierda.
Sentimientos transformados en palabras que fluyen como la sangre de las heridas. Sentimientos transformados en palabras que se deslizan silenciosos como lágrimas caídas. Sentimientos transformados en palabras que hacen al corazón palpitar, a los labios sonreír, a las manos temblar... Sentimientos transformados en palabras
La princesa no ríe, la princesa no siente.
La princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
La princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
Rubén Darío
En aquel tiempo yo tenía el sueño de una libélula entre los juncos del corazón.
Juan Carlos Mestre
En esos momentos de encuentro
entre la luna que sale y el sol que entra
las rojas libélulas.
Haiku
~Yo escribo lírica con sonrisas, en prosa.~
Tempus fugit. Carpe Diem
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