Sé que él no es aquel ingrato. Que sus palabras no son las mismas. Que no son la misma persona.
Pero un corazón roto es un corazón roto, se encuentre en el pecho que se encuentre.
Y sus palabras me ayudaron a comprender uno de mis errores.
"Yo no puedo ser quien dé el palo y quien ponga la almohada. No puedo"
Hace mucho tiempo que no le dirijo palabras, pero supongo que me es imposible borrar nuestro pasado. Así que... Perdona que intentara que limpiaras las lágrimas que tú mismo provocaste.
Y odio volver una y otra vez a lo mismo, porque sé que estas palabras probablemente ni te llegarán. Ojalá fuera así. La verdad es que se nos quedaron tantas cosas por decir...
Todo esto no significa que vaya a pasarme la vida pidiéndote perdón por los errores que cometí. O por lo menos no te lo reconoceré a la cara (es por esto que escribo aquí). Porque hace ya mucho tiempo que dejé de esperar el más mínimo gesto de sentimiento por tu parte.
Me disculpo porque sé que las personas se merecen palabras. Pero también sé que se merecen reciprocidad.
Sentimientos transformados en palabras que fluyen como la sangre de las heridas. Sentimientos transformados en palabras que se deslizan silenciosos como lágrimas caídas. Sentimientos transformados en palabras que hacen al corazón palpitar, a los labios sonreír, a las manos temblar... Sentimientos transformados en palabras
La princesa no ríe, la princesa no siente.
La princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
La princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
Rubén Darío
En aquel tiempo yo tenía el sueño de una libélula entre los juncos del corazón.
Juan Carlos Mestre
En esos momentos de encuentro
entre la luna que sale y el sol que entra
las rojas libélulas.
Haiku
~Yo escribo lírica con sonrisas, en prosa.~
Tempus fugit. Carpe Diem
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