La princesa no ríe, la princesa no siente.
La princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
Rubén Darío

En aquel tiempo yo tenía el sueño de una libélula entre los juncos del corazón.
Juan Carlos Mestre

En esos momentos de encuentro
entre la luna que sale y el sol que entra
las rojas libélulas.
Haiku

~Yo escribo lírica con sonrisas, en prosa.~
Tempus fugit. Carpe Diem








domingo, 29 de mayo de 2011

Tú y tu soledad

Ya puede apagarse el mundo, que yo ya te dije que te quiero.

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"No pertenezco a ese lugar. He intentado salir y ahora me he quedado en medio. No hay nadie en medio. No es un buen lugar"

"En medio de ninguna parte no suele haber demasiadas personas y por eso, se sienten solas. En realidad, esas personas son las más especiales porque pueden adaptarse a cualquier extremo con mayor facilidad que alguien que ya vive o arriba... o abajo." Eso me susurraron las libélulas.

No temas la oscuridad de ese lugar. Tú no temas a la soledad porque ella no conoce tu nombre. Sería como un inmortal con miedo a la muerte.

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Yo, que ya me he acostumbrado a vivir en los extremos, he aprendido incluso a amarlos. La felicidad llevada a su máximo culmen compensa cualquier reducción a cenizas. ¿Pero y tú?
"Tú compensas todo lo malo". Mi felicidad infinita.
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Ya qué más da si estás en un extremo sobrevolando el cielo, si estás reducido a polvo en el subsuelo o si te encuentras en medio de nada, sin pertenecer a ningún sitio.
Ya puede apagarse el mundo, que yo ya te dije que te quiero.

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