Ella las atrapó al vuelo y se las devolvió con una sonrisa pero el muchacho negó suavemente con la cabeza,
las tomó cuidadosamente de sus manos.
La joven intrigada ladeó la cabeza, cerró los ojos cuando comprendió y él, con delicadeza, se las colocó en el cabello mientras ella permanecía sonriendo con los ojos cerrados, para disfrutar las caricias.
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