No me lluevas cielo, que ya saboreo yo la sal por ti.
¡Qué maravillosa sensación la de amar hasta robarnos sentimientos!
Llorar por hacer mías tus tristezas.
Cuando el Sol se da cuenta de lo verdaderamente importante que es el cielo...
¡Llueve Sol sobre nuestras cabezas!
¡Pero dime! ¿Viste con qué candor lloraba el Sol?
¿Lo sentiste?
Es inevitable sonreír...
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