Puede que mis palabras me hagan parecer una persona sin sonrisa. Pero estoy orgullosa de poder decir que aún la mantengo. Es más, que nunca la perdí.
Y que me reconstruyo con la sal de mis propias lágrimas. Que me reutilizo y me reinvento.
Pude. Puedo. Y podré.
Anuncio que ya estoy cansada de que las penas sean más cantables... Y que estoy dispuesta a cambiar eso. Que las lágrimas sean de felicidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario