Dicen que es mucho más fácil provocar una lágrima que una sonrisa, que es mucho más fácil escribir sobre lo que nos aflige que sobre lo que nos hace sentir felices.
Últimamente escribo poco y no es porque carezca de sentimientos que plasmar, la verdad. Es que estoy tan concentrada en sentir al máximo esto que siento, que me olvido de contárselo al mundo. Perdonen mis lectores; perdone mi corazón, el silencio.
Me dispongo a relatar la máxima sensación que -creo- puede experimentar un ser humano. Lo que precisamente nos hace personas. Si bien ya definí el Amor en una anterior entrada, me gustaría centrarme ahora en la sensación física.
Sentimientos transformados en palabras que fluyen como la sangre de las heridas. Sentimientos transformados en palabras que se deslizan silenciosos como lágrimas caídas. Sentimientos transformados en palabras que hacen al corazón palpitar, a los labios sonreír, a las manos temblar... Sentimientos transformados en palabras
La princesa no ríe, la princesa no siente.
La princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
La princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
Rubén Darío
En aquel tiempo yo tenía el sueño de una libélula entre los juncos del corazón.
Juan Carlos Mestre
En esos momentos de encuentro
entre la luna que sale y el sol que entra
las rojas libélulas.
Haiku
~Yo escribo lírica con sonrisas, en prosa.~
Tempus fugit. Carpe Diem
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