Ni un rastro de furia en su rostro. Sólo aquel portazo la delató.
Fue simplemente que volvió a quedarse a las puertas de la perfección.
Porque ella no quiere ser buena, que de eso abunda. Ella quiere ser la mejor.
En el camino de vuelta a casa, plumas negras...¿Casualidad?
El bosque sería muy triste si sólo cantaran los pájaros que mejor lo hacen.
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