Una mañana fresca antes del amanecer.
El tiempo se ha desatado de mi muñeca.
Los girasoles ya han llegado a su ocaso. Amarillo, bronce, dorado. Y libélulas, de todos los colores, tamaños y formas que decoran el campo como las estrellas el cielo.
Vuelve a ser tiempo de libélulas.
Tiene toda la pinta de ser Sympetrum fonscolombii, una especie sumamente común, aunque este año no se han dejado ver muchas. Una hembra. ¡Bonita foto!
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