La princesa no ríe, la princesa no siente.
La princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
Rubén Darío

En aquel tiempo yo tenía el sueño de una libélula entre los juncos del corazón.
Juan Carlos Mestre

En esos momentos de encuentro
entre la luna que sale y el sol que entra
las rojas libélulas.
Haiku

~Yo escribo lírica con sonrisas, en prosa.~
Tempus fugit. Carpe Diem








jueves, 28 de julio de 2011

Verano

El viento cálido y seco. Espigas de trigo. Cereales.
Una mañana fresca antes del amanecer.
El tiempo se ha desatado de mi muñeca.
Los girasoles ya han llegado a su ocaso. Amarillo, bronce, dorado. Y libélulas, de todos los colores, tamaños y formas que decoran el campo como las estrellas el cielo. 
Vuelve a ser tiempo de libélulas. 

lunes, 25 de julio de 2011

Secretos desvelados

Que si no guardó en ti sus secretos no fue porque no confiara en ti, sino porque no lo hacía en sí misma.

Y mientras tanto, "no preguntes por saber lo que el tiempo te dirá, que no hay cosa más bonita que el saber sin preguntar..."

Hace tiempo que asumí que no soy una bola de cristal encantada.

domingo, 24 de julio de 2011

Mesa para dos

He vuelto a enamorarme. De la misma persona. Otra vez.

Hoy fue uno de esos días en los que vistiera la piel que vistiera, no me sentaba bien. Hoy no sabía qué sería de mí mañana. Quizá fuera por eso que ninguno de mis Yo actuales me quedaba bien en este día.
Yo aún no había comenzado a maquillarme y él ya me esperaba en la estación.
Ni siquiera encontraba mi vestido de ilusión, con el que se visten las personas enamoradas.

Busqué y busqué en mi cartera, en cada uno de esos compartimentos, la mayoría de ellos inservibles. ¿Dónde está? ¿Dónde está? Por favor, que aparezca. Sé que él la ha puesto aquí...

"¿Buscabas esto?"
En sus labios, una sonrisa.
En sus manos, la ilusión reencontrada.
En mis labios, la sonrisa.


Mi concederai il piacere di cenare con me?



Comenzó la metamorfosis.
El corazón se me aceleró, bombeaba felicidad a todas las células de mi cuerpo. Sin embargo, el sentimiento era tan grande que pensé que mis tejidos cederían y explotarían, impregnándolo todo de dicha.
La sonrisa se me hizo tan grande que temí que se derramara en el límite de mi cara.
De repente me había vuelto torpe. Infinitamente torpe y vergonzosa. EL amor se descontrolaba en mi pecho y chocaba contra las paredes de mi cerebro, que había decidido tomarse unas vacaciones y dejarme sola delante de él, todo sea dicho. Me sentí joven e inexperta en esta materia del amor, como hacía mucho tiempo que no me sentía. La incertidumbre y la excitación propia de quien acaba de firmar el contrato con Cupido.
Las libélulas hambrientas rugían en mi estómago y mis manos temblorosas y tímidas buscaban las suyas. Mirada huidiza, el cuadro, el tenedor, el mantel de la mesa, la alemana cenando en la mesa contigua, la sonrisa de la camarera al ver a aquellos dos muchachos. Sus manos, sus brazos y esos hombros que tanto me gustan, su boca y sus ojos. me está mirando y sonríe. Y de repente me abruma todo lo que siento por él y aparto la mirada, como si tuviera miedo a que conociera el infinito reflejado en mis ojos. El amor infinito que sentía.

Tonta de mí, que estuve a punto de pasar la tarde durmiendo, "disfrutando" del amor de mis sábanas.

¿Por qué él y no otro? Porque tiene la capacidad de reenamorarme cada día.

viernes, 1 de julio de 2011

Alivio

No sé cómo comenzó aquella conversación entre yo, yo misma, y él.
Yo tenía vergüenza de mostrarse a sí misma ante él.
De mostrarse egoísta, celosa, ridícula no ante el mundo, que el mundo da igual, sino ante él por miedo a destrozar esa imagen casi perfecta que solía mostrar. No miedo a mostrarse tal como era, sino a que por ello, él dejara de amarla más que a nadie. Ah, este miedo que tengo a ser humana...

Pero si no te muestras como tú eres, es una forma de engañarme, de mentirme. Yo no quiero amar algo que no es verdad.

Las palabras fluyeron, como cada sentimiento reprimido y se fueron las ganas de demostrar nada. Clara, simple, humana... YO

¿Y con qué derecho sientes esto que sientes? Si
eres tú la primera que lo 
llama cielo... ¡Pero era mi cielo! Y de nadie más.
 Sí, de nadie más, pero fue otra quien lo recompuso.
¡Qué manipuladora! ¡Qué ridícula! ¡Que egoísta! ¡Qué humana!

Tú eres la única que me llama "mi cielo". Que me lo cuentes te hace aún más perfecta. Y ver que si te pinchan, también sangras...

La espina se disolvió y se precipitó mejilla abajo.Cuando me di cuenta, la sonrisa de estar sobrevolando las nubes había regresado. Él me salvó mí de mí misma. 

Y tú, ¿perdonarías a una estrella que quiso el cielo entero para ella sola?
El Sol es la única estrella que puede observarse de día.

Veneno

En cuanto aquella ironía salió espontáneamente con la intención de hurgar en la herida ya abierta supe que una espina clavada me estaba envenenando. "Celos" podría llamarse. Podría, porque en realidad me da miedo esa palabra.

"Claro, te entiendo, a él no se lo puedes contar."

Y por no decir las cosas claras, ironizo y creo espinas que se clavan en los demás, para que comprendan mi dolor. Egoísta, tremendamente egoísta y ridícula. Bajo aquella toalla, empapada.
Tan ridícula que me avergonzaba ante el mundo.

"Es que es pensarlo y ay, duele. Que me quiera a mí, más que a nadie, solamente a mí."ç
Pero callarlo no es la solución, que ya me conozco.
Que por no decir las cosas claras, ironizo y creo espinas...


Veneno que se clava en forma de palabras crueles.