Cuando te fuiste, te llevaste todo el cariño y mi capacidad de amar.
Egoísta...
Y egoísta yo...
Porque para olvidarte necesité sentirme amada...
A pesar de que sabía que una vez roto, no se puede volver a usar el corazón hasta repararlo, dejé que se enamorara de mí.
Lo sabia. Siempre lo supe. Y siempre tuve muy claro que con él no jugaría a mentir.
Y aún sabiendo que ni siquiera le dejaría surcar mi cielo, dejé que le crecieran alas...
Utiliza tus alas como te plazca. Sé libre. Surca tu propio cielo. Esta vez no puedo acompañarte en tu vuelo...
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