La princesa no ríe, la princesa no siente.
La princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
Rubén Darío

En aquel tiempo yo tenía el sueño de una libélula entre los juncos del corazón.
Juan Carlos Mestre

En esos momentos de encuentro
entre la luna que sale y el sol que entra
las rojas libélulas.
Haiku

~Yo escribo lírica con sonrisas, en prosa.~
Tempus fugit. Carpe Diem








lunes, 30 de agosto de 2010

Juguemos a contar mentiras

No me juzguen... Porque estarían juzgando una mentira...

Juguemos a contar mentiras... Juguemos a amarnos hasta el amanecer... Y creámonos esa dulce mentira sólo una noche...Tú y yo...Pongámonos las máscaras de dos amantes... Tú y yo...

Mañana seguiremos siendo dos extraños... pero no me importa... Una vez más intenté poblar mi soledad de besos vacíos...

Sonrisas, miradas, caricias, besos, abrazos... Pero esta vez no eran sus labios, ni sus ojos, ni sus manos, ni sus brazos...Esta vez eran de otra persona.
Mis dedos por tu cadera juegan a deslizarse silenciosamente mientras dejas escapar un suspiro. Maldita sea, tus caderas no son las suyas...
Y de repente,en tu boca, palabras suyas... Infinitas ganas de llorar... y de reír...
¿Qué estoy haciendo? Ésta no soy yo...
La mitad de mi corazón me gritaba: "Suéltate el pelo, ríe, bromea, muérdele, bésalo, ¿qué más da? Diviértete!"
La mitad de mi corazón me gritaba: "¿Qué haces? Quieta, no lo conoces de nada... Ésta no eres tú...¿Segura de a dónde quieres llegar? STOP"
Sensación de culpabilidad.
Sensación extraña de mirarse en el espejo y no reconocerse...
"¿Quién eres tú?" Pero no obtuve respuesta alguna... Sólo una boca risueña que se mordía el labio inferior

"Oye... tú no eres ninguna puta. No hace falta que me lo digas"

...Gracias... Dijiste eso que necesitaba escuchar... Claro, que en realidad lo dijiste porque te interesaba seguir jugando...
La sonrisa se ensanchó y la leona se soltó la melena.
Y se desató una lucha. La locura venció a la cordura...
Te gustaba creer que eras el rey y hacerme reír con tus bobadas, con tus bromas, con tu mirada... Pero en realidad tú y yo sabemos que yo era la verdadera reina.
"No"
"¿Por qué? En realidad quieres... y lo sabes"
"No"

Entonces no supe la razón de ese "no" a veces quebradizo... ¿Por qué no quiero? No lo sabía. Pero el mero hecho de no querer me parecía razón más que suficiente para no dar el paso.
He ahí la diferencia entre hombres y mujeres... Los hombres no necesitáis enamoraros. Nosotras sí.

Jugabas a creerte tus mentiras... Jugabas a creerte que mandabas... Y yo me divertía haciendo que lo creyeras.
De mentir. De eso se trata, ¿no? Risas...

En aquella terraza, bajo la luz de la Luna, con esa ciudad al fondo... Tonos azulados... Susurros en la noche...
Un tierno abrazo.
"Oye, no te vayas a enamorar"
Mi consciencia se personificó en tus palabras.
ya lo sé. Sólo juego a que me enamoro de tus ojos... de cómo me cuentas tus secretos.. de cómo hablas de ella... de vuestra historia...de cómo la conocisteis... de cómo os habéis amado durante tanto tiempo... de la certeza que tienes de querer ser el padre de sus hijos... de serlo todo para ella...
Y dejé de jugar por unos instantes: me enamoré de verdad del amor que sientes por ella...
Pero...

Juguemos una y otra vez, sin importar lo demás.
"Ahora tienes que pensar en ti misma y cuidarte... olvidarte de los demás... Sé egoísta"
Y por una vez en mi vida, fui egoísta. Y metí la pata... decepcionaste a los que mas querías"
Tú no te reconocías, pero te daba igual. Porque jugabas a mentir y lo sabías... Pero... ¿y los demás? ¿Sabían que mientes?
No me excusaré tras un estado de embriaguez. Fui consciente de todo en todo momento. Sentir que manejo mi vida como me apetece... Sentirme viva.
Yo sólo jugaba a mentir contigo... jugar a ser otra persona, y como otra persona, dejé de quererle durante esa noche.


Despertar abrazada a tu espalda, que no era la suya. Sentir tus labios, que no eran los suyos...
Y no me importó.
Todo este tiempo he estado jugando conmigo misma, a no quererle, a no sentir nada por él. Me he estado mintiendo.
Pero no dolió que no fuera su espalda, ni sus caderas, ni sus suspiros, ni sus besos. Y... no dolió que no fuera él.

Esa sensación fue tan increíble que...
...ya no sé si me seguía engañando a mí misma... 






"Eso es, llena tu soledad de besos vacíos y engáñate unos instantes con tu dulce mentira"

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