Leiva, con sus marionetas, me susurra al oído: Ya sé que todo está de más. Y sé cómo es de grande. La culpa pesa un kilo más para el que parte.
Pienso en ti y sonrío. Sé que en realidad no querías marcharte, aunque "por fin" llegara la hora.
¿Sabes? Llevo puestos tus calcetines.
"¡Hey, te espero fuera!"
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